Liszt visitó campamentos gitanos para recolectar melodías con el orgullo lento del Lassan y la salvaje locura del Friss (distintos momentos de las czardas húngaras). En 1859, ya con la mayoría de sus Rapsodias publicadas, el compositor escribió un controversial estudio sobre la música gitana de su país natal, Des Bohemiens et de leur musique en Hongrie (Los gitanos y su música en Hungría). Estudios etnomusicológicos posteriores han demostrado que Liszt estaba equivocado sobre los orígenes gitanos de la música húngara. Medio siglo después Bela Bartók y Zoltan Kodaly recolectaron cientos de melodías genuinas del folclore Magyar y demostraron que la contribución gitana era un estilo de ejecución, un proceso de inflexión y arreglo instrumental, y nada original en lo formal. La música gitana húngara, como ahora se le conoce, era, sin embargo, la gloria de la nación y las composiciones de Liszt hicieron mucho para difundir su fama. Aunque lo que escribió careciera de autenticidad etnomusicológica, su fantasía de amplio rango relacionada con la noción de “rapsodia” son golpes de genialidad. En las Rapsodias húngaras Liszt recreó milagrosamente en el piano las características de una banda gitana, el violín solo junto con el suave y atractivo efecto percusivo del címbalo.
Rapsodia Húngara no. 7
Karine Poghosyan, piano
La indicación de que la séptima rapsodia debe tocarse en “un estilo gitano desafiante y melancólico” es una buena pista de su carácter. Consiste de una lenta introducción improvisatoria seguida de la sección principal de cuatro temas con aire folclórico y una recapitulación. El tema del Friss es particularmente seductor, trabajado en el típico estilo virtuoso de Liszt.
Rapsodia Húngara no. 9
Misha Dacic, piano
Heinrich Wilhelm Ernst (1814-1865), a quien Liszt dedicó la novena rapsodia, era uno de los mejores violinistas de su época, además de compositor de las famosas series de Aires húngaros. Liszt creó una de sus más largas y brillantes rapsodias. Es un maravilloso caleidoscopio de melodías tipo danza húngara y una obra de enorme dificultad técnica y amplio contenido musical, especialmente en el elaborado final, que se vale de una Mikor en meg legeny voltam, que es en sí misma tan larga como otras rapsodias.
Rapsodia Húngara no. 11
Anastasia Huppmann, piano
Las figuraciones del címbalo abren paso a un nuevo tipo de sonoridades en la sorpresivamente corta rapsodia no. 11. En un estado de intimidad más que de luminosidad, el rápido Vivace assai sugiere una inspiración en los instrumentos de cuerdas.
Fuente: Victor and Marina A. Ledin para Naxos. Franz Liszt Complete Piano Music, Volume 13. Hungarian Rhapsodies Nos. 10 to 19.